sábado, 6 de septiembre de 2014

San Juan La Laguna





San Juan La Laguna

La vida en comunidad es la fuerza de este municipio.
por: CAROL ZARDETTO El Periodico 5 SEPTIEMBRE 2014

Desde hace muchos años, San Juan La Laguna ha sido un municipio modelo. Una de sus principales fortalezas es la organización social que les ha permitido generar exitosas cooperativas, asociaciones de mujeres tejedoras, de artesanos, de pintores, de ecologistas. Sobre la base de una comunidad unida, el afán de sus ancianos ha sido construir un modelo de desarrollo. La fuerza de esta capacidad organizativa son los valores ancestrales que se esmeran en cultivar. Les ha dado resultado. Aun el escabroso problema de la violencia parece no tocar a San Juan La Laguna.

Siendo que la vida en comunidad y la cooperación de los habitantes en objetivos comunes son la esencia de este municipio, el asentamiento de un grupo de cerca de cien personas cuyo objetivo primordial era precisamente aislarse y establecer sus propios valores tenía que chocar. Y no se trata de un asunto de racismo, como de manera tan simplista se ha juzgado. Se trata de prácticas culturales, de preservar delicados equilibrios sociales. Se trata de la vida en comunidad.

Los grupos religiosos ultraortodoxos basan toda su razón de ser en preservar a sus miembros de cualquier influencia externa que implique contaminación de sus creencias. Lógicamente, no iban a llegar a San Juan La Laguna a realizar ningún intento por respetar, compartir y menos aún a engrandecer las dinámicas sociales en las que tanto se han esmerado los sanjuaneros. Llegaron allí para ocupar un espacio que pretendían convertir en “impoluto” para sus objetivos, sin respeto al equilibrio social y las prácticas culturales del lugar. Fue bueno que salieran de allí.

De hecho, en un país inmenso como Canadá también sintieron su peso. Las razones de los canadienses para expulsarlos fueron las mismas: la pretensión de este grupo de vivir ajeno a las normas sociales en temas como educación, derechos de los menores y otros. Muy lejos de ser un problema racial, se trata de un problema cultural que conlleva problemas conexos relacionados con la vida en comunidad.

La diversidad cultural es un hecho. Cuando un grupo se quiere insertar en espacios sociales con valores culturales diametralmente opuestos causa un choque profundo. Generalmente, se resuelve sobre la base de imposición de la cultura dominante. Y no podría ser de otra manera. La otra opción sería permitir que el grupo con valores distintos permeara y transformara la cultura establecida, destruyéndola. Todos los pueblos protegen y defienden sus valores culturales. Y no es más que el racismo atávico de muchos guatemaltecos lo que les impide reconocer la validez de la reacción de los sanjuaneros. Cada uno de nosotros rechazaría enérgicamente las prácticas culturales ajenas… si llegaran con la pretensión de establecerse en nuestra casa.
CAROL ZARDETTO
5 SEPTIEMBRE 2014

Fuente: http://www.elperiodico.com.gt/es/20140905/opinion/1427/San-Juan-La-Laguna.htm

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