sábado, 6 de septiembre de 2014

La mirada de los pueblos

Para escuchar una programa sobre la situación de San Juan La Laguna.


http://www.ustream.tv/recorded/52189581 

Opinión de Alejandro Arriaza

Opinión de Alejandro Arriaza

Todo mi respaldo a la población de San Juan la Laguna, que tomó una decisión sobre lo que consideraron que convenía más a su comunidad. Paso a explicarme antes de que empiecen a sacarme los ojos (que igual muchos lo van a hacer). Yo conozco a varias personas judías que viven alrededor del lago de Atitlán. Mantienen sus tradiciones, siguen sus costumbres, comen su rica comida kosher (alguna vez la he probado) SIN JODER A NADIE (punto importante) y sin negar ni ocultar su religión y tradiciones. Es decir que en el lago no hay antisemitismo ni racismo como política general. También he estado en San Juan la Laguna, y es un pueblo amable y cálido, que se ha esforzado por hacer de su comunidad un lugar donde todos los visitantes quieran llegar. Han pintado muchos murales que exploran su rica herencia maya, y han remozado el pueblo con pequeños parques y otros lugares encantadores. El problema con la comunidad judía Toiras Jesed es que instalaron un gueto en el pueblo, es decir, una comunidad dentro de la comunidad. Aislados de sus vecinos, con prácticas de convivencia que perturbaban la tranquilidad que siempre hubo ahí (salvo durante la guerra tal vez, donde no había tranquilidad en ningún lado). Y desconocemos mucho de las prácticas de este grupo, pero el hecho de que dos de sus miembros vinieran huyendo de Canadá porque los reclamaba la justicia es un indicador de que no todo en sus costumbres sería miel sobre hojuelas. Otros grupos religiosos fundamentalistas han tenido problemas con las autoridades de los países donde viven, como los mormones en Estados Unidos, que debieron abandonar su tradicional práctica de la poligamia porque chocaba con la legislación del país (a algunos les vale y siguen teniendo varias esposas, pero eso es harina de otro costal). Y no digo que las costumbres de los miembros de Toiras Jesed (que por cierto no son israelitas, ni siquiera todos son judíos de nacimiento, su portavoz curiosamente es un guatemalteco que ni siquiera ha terminado su proceso de conversión) sean buenas o malas, pero si una comunidad como San Juan la Laguna, que ha luchado por desarrollarse, siente que un grupo es intrusivo y agresivo para su vida diaria, tienen todo el derecho a buscar que eso cambie, incluso pidiendo la salida de los que alteran su orden público. ¿Creen que los sanjuaneros son racistas y mala onda? Vayan a pasar un fin de semana al pueblo, a ver si no regresan encantados. ¿Creen que los miembros de Toiras Jesed tienen derecho a vivir en paz en Guatemala? Cabildeen en su colonia para que les den unas cinco casas, a ver si a los dos o tres meses siguen igual de encantados con ellos. Ahora sí, pueden proceder a sacarme los ojos en 3...2...1...


San Juan La Laguna





San Juan La Laguna

La vida en comunidad es la fuerza de este municipio.
por: CAROL ZARDETTO El Periodico 5 SEPTIEMBRE 2014

Desde hace muchos años, San Juan La Laguna ha sido un municipio modelo. Una de sus principales fortalezas es la organización social que les ha permitido generar exitosas cooperativas, asociaciones de mujeres tejedoras, de artesanos, de pintores, de ecologistas. Sobre la base de una comunidad unida, el afán de sus ancianos ha sido construir un modelo de desarrollo. La fuerza de esta capacidad organizativa son los valores ancestrales que se esmeran en cultivar. Les ha dado resultado. Aun el escabroso problema de la violencia parece no tocar a San Juan La Laguna.

Siendo que la vida en comunidad y la cooperación de los habitantes en objetivos comunes son la esencia de este municipio, el asentamiento de un grupo de cerca de cien personas cuyo objetivo primordial era precisamente aislarse y establecer sus propios valores tenía que chocar. Y no se trata de un asunto de racismo, como de manera tan simplista se ha juzgado. Se trata de prácticas culturales, de preservar delicados equilibrios sociales. Se trata de la vida en comunidad.

Los grupos religiosos ultraortodoxos basan toda su razón de ser en preservar a sus miembros de cualquier influencia externa que implique contaminación de sus creencias. Lógicamente, no iban a llegar a San Juan La Laguna a realizar ningún intento por respetar, compartir y menos aún a engrandecer las dinámicas sociales en las que tanto se han esmerado los sanjuaneros. Llegaron allí para ocupar un espacio que pretendían convertir en “impoluto” para sus objetivos, sin respeto al equilibrio social y las prácticas culturales del lugar. Fue bueno que salieran de allí.

De hecho, en un país inmenso como Canadá también sintieron su peso. Las razones de los canadienses para expulsarlos fueron las mismas: la pretensión de este grupo de vivir ajeno a las normas sociales en temas como educación, derechos de los menores y otros. Muy lejos de ser un problema racial, se trata de un problema cultural que conlleva problemas conexos relacionados con la vida en comunidad.

La diversidad cultural es un hecho. Cuando un grupo se quiere insertar en espacios sociales con valores culturales diametralmente opuestos causa un choque profundo. Generalmente, se resuelve sobre la base de imposición de la cultura dominante. Y no podría ser de otra manera. La otra opción sería permitir que el grupo con valores distintos permeara y transformara la cultura establecida, destruyéndola. Todos los pueblos protegen y defienden sus valores culturales. Y no es más que el racismo atávico de muchos guatemaltecos lo que les impide reconocer la validez de la reacción de los sanjuaneros. Cada uno de nosotros rechazaría enérgicamente las prácticas culturales ajenas… si llegaran con la pretensión de establecerse en nuestra casa.
CAROL ZARDETTO
5 SEPTIEMBRE 2014

Fuente: http://www.elperiodico.com.gt/es/20140905/opinion/1427/San-Juan-La-Laguna.htm